Creer y Confesar: El Camino a la Salvación
- Rinconcito de la Oración
- hace 4 horas
- 2 Min. de lectura

Basado en: Romanos 10:9-10
“...si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
Hay versículos que parecen simples… pero cuando los leemos despacio, nos damos cuenta de que encierran una profundidad maravillosa.
Romanos 10:9-10 es uno de ellos. Es como si Dios, en pocas palabras, nos mostrara la esencia de la salvación: creer y confesar.
Pero ¿qué significa exactamente eso de “...con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”?
Podríamos decirlo así:
Creer con el corazón es recibir internamente a Jesús con fe, confiar en que Él es quien dice ser: el Hijo de Dios resucitado. Esa fe es lo que Dios toma como justicia, porque no se trata de méritos, sino de gracia.
Confesar con la boca es hacer visible esa fe, es decirle al mundo (y a una misma): “Jesús es mi Señor”. No basta con sentirlo por dentro: también es necesario proclamarlo con sinceridad, porque la salvación no es un secreto, es una declaración de vida.
Una fe que habla
Este pasaje nos recuerda que la fe verdadera no se queda escondida. La confesión con la boca es la expresión natural de lo que hay en el corazón. Jesús mismo dijo: “De la abundancia del corazón habla la boca.” (Mateo 12:34)
Cuando confesamos a Jesús como Señor, estamos diciendo que Él es el centro de nuestra vida, que ya no vivimos para nosotros mismos, sino para Aquel que murió y resucitó por nosotros. No es solo una frase bonita. Es una afirmación de entrega y de fidelidad.
¿Qué hay en tu boca hoy?
Hoy más que nunca necesitamos cristianos que no solo crean en silencio, sino que hablen con valentía, con amor y convicción.
Confesar a Jesús no es solo decir su nombre… es vivir bajo su señorío, es dejar que Su Palabra guíe cada decisión, cada gesto, cada conversación.
Llamado
El Rey está pronto a regresar… ¿estás listo?
Si no lo has confesado aún como tu Señor, hoy puede ser el día.
Oración final
Señor Jesús,
te confieso como mi Salvador y mi Señor.
Creo con todo mi corazón que moriste por mí y resucitaste para darme vida eterna.
Haz que mi fe sea firme, y que mi boca no se calle cuando de vos se trate.
Ayúdame a proclamar tu nombre con amor, con verdad y sin temor.
En tu nombre, Amén.
Comments