The Sound of Silence – El Sonido del Silencio
- Rinconcito de la Oración
- 4 jun
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 22 jun

Basado en el tema musical de Simon & Garfunkel (1964)
Quizás más de una vez habrás escuchado, tarareado o incluso bailado el hit musical de 1964 de Simon & Garfunkel, “El sonido del silencio”, sin haberle dado crédito o siquiera haber entendido el verdadero significado de su letra.
Hoy quiero compartirte algunas estrofas significativas, y lo que podrían decirnos espiritualmente.
El Silencio que Grita al Cielo
“Hello darkness, my old friend…”
(“Hola oscuridad, mi vieja amiga…”)
Así comienza una de las canciones más emblemáticas del siglo XX.
Pero detrás de su poesía hay un mensaje inquietante: una generación que ha aprendido a convivir con la oscuridad… y ha hecho del silencio su única respuesta.
Un mundo que habla, pero no escucha
“People talking without speaking, people hearing without listening”
(“Gente hablando sin hablar, gente oyendo sin escuchar”).
Palabras vacías, conversaciones superficiales, mensajes falsos, palabras vanas sin compromiso ni verdad. Corazones cerrados.
¿No describe esto también a quienes escuchan sermones sin recibir la Palabra?
¿A los que hablan de Dios pero no lo conocen, que no tienen una relación personal con Él?
¿A los que escuchan sin obedecer? ¿A los que levantan las manos en adoración pero hacen lo que mejor les parece? (Jueces 17:6; 21:25)
El apóstol Pablo ya lo advirtió: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina... y apartarán de la verdad el oído.” (2 Timoteo 4:3-4)
Hoy, en medio de miles de voces, falta discernimiento, falta oración, falta comunión con Dios. Falta hambre de verdad, de esa Verdad que no es concepto abstracto, sino una Persona viva: Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6). Y también falta un silencio reverente… para oír y obedecer al Señor.
Silencio… ¿reverente o indiferente?
Hay un silencio que honra la presencia de Dios. Pero también hay un silencio que ignora Su voz. El silencio de los templos vacíos. El de los creyentes tibios (Apocalipsis 3:16). El de aquellos que ya no oran. Y mientras tanto, el Señor sigue diciendo: “Clama a mí, y yo te responderé...” (Jeremías 33:3).
El dios de neón
“And the people bowed and prayed to the neon god they made…”
(“Y la gente se inclinó y oró al dios de neón que ellos hicieron…”).
La imagen no puede ser más actual.
Ya no se trata del becerro de oro… ahora es el dios del “me gusta”, del consumismo, del éxito vacío, del entretenimiento sin alma… e incluso de las falsas doctrinas (Mateo 24:24).
Hoy, muchos adoran lo brillante, lo fugaz, lo cómodo y como en tiempos de Jeremías: “Me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas rotas…” (Jeremías 2:13). Y como Pablo profetizó: “...habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios...” (2 Timoteo 3:2-4).
La canción termina con una advertencia:
“The words of the prophets are written on the subway walls…”
(“Las palabras de los profetas están escritas en los muros del subte…”)
En otras palabras: el mensaje sigue ahí, aunque muchos lo pasen de largo.
Hoy más que nunca, el Señor busca creyentes comprometidos que: No se acomoden al silencio de la oscuridad.
No adoren a los “dioses de neón”.
No ignoren la voz del Espíritu.
Oración
Señor, en un mundo que se ha acostumbrado al ruido y a la indiferencia, enséñanos a hacer silencio para escucharte…pero a no callar cuando hay que proclamar tu verdad. Haznos luz en medio de la oscuridad, voz profética entre tanto eco vacío, y portadores de tu paz en medio del ruido. Amén.
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